Oración séptimo día de Cuaresma

Hoy 23 de febrero es martes de la primera semana de Cuaresma. La Cuaresma es un tiempo privilegiado para orar. Oración, ayuno y limosna, son prácticas que cuidan el alma del creyente. Dios está cerca del que le invoca y nos invita a cultivar en nosotros la relación de hijos, sentirnos en manos de Dios y sostenidos por su misericordia. Jesús es nuestro maestro de oración y hoy nos enseña a ser personas orantes.

EVANGELIO DEL DÍA: Mt 6,7-15

«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal’. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

TEXTO ENCÍCLICA:

«No podemos sostener una espiritualidad que olvide al Dios todopoderoso y creador. De ese modo, terminaríamos adorando otros poderes del mundo, o nos colocaríamos en el lugar del Señor, hasta pretender pisotear la realidad creada por él sin conocer límites. La mejor manera de poner en su lugar al ser humano, y de acabar con su pretensión de ser un dominador absoluto de la tierra, es volver a proponer la figura de un Padre creador y único dueño del mundo, porque de otro modo el ser humano tenderá siempre a querer imponer a la realidad sus propias leyes e intereses».

Laudato Si, nº 75

REFLEXIÓN PERSONAL:

El modelo de oración que recomienda Jesús se inspira en su propia oración, una plegaria confiada que nos propone para que reconozcamos la santidad de Dios e imploremos que su Reino alcance la plenitud. Juno a estas exhortaciones, otras peticiones más cercanas al diario vivir: la necesidad del pan, del perdón y de mantenerse alejado de las tentaciones.
Hoy la Palabra nos invita a hacer lo más sencillo, que es orar, como expresión del amor a nuestro Dios creador y salvador. Orar ha de ser tan natural al cristiano como el respirar, porque es darse cuenta que Dios nos rodea por los cuatro costados, que en El nos movemos y existimos.

CANCIÓN:

“Señor, enséñanos a orar” (Kairoi)

ORACIÓN FINAL:

Señor, enséñanos a orar, hablar con nuestro Padre Dios. Señor enséñanos a orar, a abrir las manos ante ti. Orar con limpio corazón que sólo cante para ti, con la mirada puesta en ti, dejando que hables, Señor. Orar buscando la verdad, cerrar los ojos para ver, dejarnos seducir Señor, andar por tus huellas de paz.
Orar hablándote de mí, de tu silencio y de tu voz, de tu presencia que es calor, dejarnos descubrir por ti. Orar también en sequedad, las manos en tu hombro, Señor. Mirarte con sinceridad. Aquí nos tienes, háblanos.

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