Oración sexto día de Cuaresma

Hoy es 22 de febrero, lunes de la primera semana de Cuaresma y fiesta de la Cátedra de San Pedro. El tiempo de cuaresma es una invitación a vivir nuestra vocación a la santidad, a ser santos porque el Señor es santo. Y ser santos al estilo de Dios de la Misericordia, del Dios que se encarna en los pobres y sencillos. ¿Cómo recibo su Palabra de Vida, me compromete a vivirla consecuentemente en la justicia fraterna y solidaria? Pongo todo mi corazón al recibirla ahora, para descubrir dónde, en quién, y por qué me invita el Señor a implicarme en la obra de su Reino y progresar en la santidad.

EVANGELIO DEL DÍA: Mt 25,31-46

«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
“Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme’. Entonces los justos le contestarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?’. Y el rey les dirá: ‘En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis’.
Entonces dirá a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis’. Entonces también estos contestarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Él les replicará: ‘En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo’. Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna”».

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

TEXTO ENCÍCLICA:

«Una fuerte llamada de atención, indica que el hecho de creer en Dios y de adorarlo no garantiza vivir como a Dios le agrada. Una persona de fe puede no ser fiel a todo lo que esa misma fe le reclama, y sin embargo puede sentirse cerca de Dios y creerse con más dignidad que los demás. Hay maneras de vivir la fe que facilitan la apertura del corazón a los hermanos, y esa será la garantía de una auténtica apertura a Dios. San Juan Crisóstomo llegó a expresar con mucha claridad este desafío que se plantea a los cristianos: “¿Desean honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecien cuando lo contemplen desnudo… ni lo honren aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonan en su frío y desnudez” La paradoja es que a veces, quienes dicen no creer, pueden vivir la voluntad de Dios mejor que los creyentes».

Fratelli Tutti, nº 74

REFLEXIÓN PERSONAL:

Al final de nuestra vida seremos examinados en el amor. El Señor hoy nos invita a la santidad, a vivir el amor, con actitudes bien concretas: acogiendo al forastero, visitando al enfermo, alimentando al hambriento, vistiendo al desnudo, acompañando al solitario, confortando a quien nada tiene,.. En nuestros hermanos pequeños y débiles reside Cristo y en servirles o no radica nuestra vida cristiana, nuestra santidad, nuestra salvación.
En este tiempo de cuaresma aspiremos a ser santos de la misericordia concreta, de las obras que expresan lo que late en nuestro corazón, y en el corazón de Dios. A amar se aprende amando, y a ser santos se aprende recorriendo el camino de la misericordia.

CANCIÓN:

“Tuve hambre y me diste de comer”
(Cesáreo Gabaráin; interpretado por QqQtC)

ORACIÓN FINAL:

Oh, Señor, Dios de la Misericordia que nos llamas a la santidad, viviendo en el amor y practicando las obras de misericordia con los hermanos más necesitados, por los que Tú tienes predilección, y en los que quieres que veamos signos de tu presencia, de forma que lo que por ellos hacemos a ti te lo hacemos. Danos un corazón semejante al tuyo, capaz de reconocerte en los hermanos más humildes y necesitados, un corazón compasivo para compartir los sufrimientos de los pobres y comprometido para responder a lo que tú nos pides a través de ellos. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor y nuestro hermano. Amén.

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