Oración del décimo segundo día de Cuaresma

Hoy es 8 de marzo 2020, II domingo de Cuaresma y celebramos dos importantes festividades. A nivel eclesiástico recordamos la figura de San Juan de Dios, enfermero encargado de fundar la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. A nivel mundial se celebra además el Día Internacional de la Mujer. Por ello ponemos en nuestra oración a enfermeros, equipos médicos y enfermos. También a todas las mujeres del mundo, para conseguir una sociedad más justa e igualitaria

EVANGELIO DEL DIA: Mateo 17, 1-9

Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.

Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.»

Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo.»

Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.».”

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!.

TEXTO VICENCIANO: “Señor, aquí estamos postrados a Tus Pies (S.V.P. IX, 610)

15 «Señor, aquí estamos postrados a tus pies; te presentamos esta buena voluntad y no queremos que se nos estime. Tú diste a la santísima Virgen gran abundancia de humildad; por ella te pedimos que a nosotros nos concedas alguna parte. Tú fuiste tan humilde que quisiste ser tenido por pecador y ser clavado en una cruz. Tú no sólo quisiste ser humilde durante tu vida, sino también después de muerto, para que te siguiesen tus hijos. Por tanto, te pedimos, Señor y Salvador nuestro, la gracia de trabajar por la adquisición de esta virtud, tal como tú lo quieres de nosotros».

REFLEXIÓN PERSONAL:

En el Evangelio, Jesús se acerca a sus fieles seguidores Pedro, Santiago y Juan; confía tanto en ellos que se transfigura delante de estos mismos. Jesús es también un alma humilde, no es ostentoso, no quiere aires de grandeza y es la figura de su Padre Dios quien lo ensalza, quien lo ama y pide a sus discípulos -pero a nosotros también-, que escuchen y cumplan su palabra. Los discípulos se asustan, pero Jesús se acerca a ellos con sencillez para que no tengan miedo. Hay veces que quizás nos sintamos identificados en esos apóstoles que tienen miedo: miedo a dejarnos amar por Jesús y por su padre Dios porlo que implicapara nosotros. Pero Jesús y el Padre confían en nosotros, como confiaron en los apóstoles para guardar el secreto de la visión hasta su resurrección. Nuestra fe no puede ser pobre, tenemos que conectar con Dios, dejarnos llevar por Jesús, para que llenen nuestro vacío interior de humildad, y nos guíen, ayudándonos a obrar. Hay que depositar nuestra confianza en Él, al igual que los apóstoles confiaron en Jesús. Debemos ser sus seguidores, llenar nuestra alma, escuchar su Palabra y compartir su estilo de vida, en el cual destaca el ser humilde, amar a los demás, a los desfavorecidos, a quienes la sociedad deja de lado. De esta manera Dios llenará nuestro corazón, alcanzaremos nuestro mayor éxito y realmente todo irá bien como se plasma en el texto vicenciano, que ruega por la humildad para los misioneros en su cotidiano quehacer, como Dios desea que sea la vida de quienes optan por Él

ORACIÓN FINAL:

Señor, quiero pedirte que nos comprometamos a ser personas más humildes, a trabajar por los demás, a ayudar.
Danos la fuerza para seguir luchando por un mundo más justo, más igualitario, más humano.
Enséñanos a no rehuirte, sino a buscarte aun sabiendo que siempre estás con nosotros, perdonándonos, guiándonos y llenando nuestra alma.
Comprometámonos a vivir un estilo de vida más sencillo y humilde, como el de Jesús.
Y sobre todo comprometámonos a tener fe y a confiar en Dios y en Jesús, pues al igual que los apóstoles fueron fieles seguidores, nosotros también debemos serlo.
Amén.

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