Oración del décimo primer día de Cuaresma

Hoy es 7 marzo 2020, Sábado I de Cuaresma Hoy, Padre, nos ponemos ante tu presencia, te presentamos nuestros corazones, llenos de ilusiones y esperanzas que a veces se pierden, pero sabemos que TU SIEMPRE ESTAS a nuestro lado, TU SIEMPRE NOS AMAS a pesar de nuestros pecados.

Tantas cosas en este mundo nos ciegan y no nos dejan ver tu rostro por eso Padre te pedimos que en esta oración nos abras un poco más los ojos a este mundo lleno de injusticias, hambre, y falta de fe y amor. Haz que no apartemos nuestra mirada, que esta oración, nos sirva para abrir nuestros ojos y nuestro corazón al mundo y así poder ser reflejo de tu amor hacia los demás; ese amor que tanto tiene que iluminar

EVANGELIO DEL DIA: Mateo 5, 43-48

Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”.

Pues yo os digo:

Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.

Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?

Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”.

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

TEXTO VICENCIANO:

“Miremos al Hijo de Dios: ¡qué corazón tan caritativo! ¡qué llama de amor! Jesús mío, dinos, por favor, qué es lo que te ha sacado del cielo para venir a sufrir la maldición de la tierra y todas las persecuciones y tormentos que has recibido. ¡Oh Salvador! ¡Fuente de amor humillado hasta nosotros y hasta un suplicio infame! ¿Quién ha amado en esto al prójimo más que tú? Viniste a exponerte a todas nuestras miserias, a tomar la forma de pecador, a llevar una vida de sufrimiento y a padecer por nosotros una muerte ignominiosa; ¿hay amor semejante? ¿Quién podría amar de una forma tan supereminente?

Sólo nuestro Señor ha podido dejarse arrastrar por el amor a las criaturas hasta dejar el trono de su Padre para venir a tomar un cuerpo sujeto a las debilidades. ¿Y para qué? Para establecer entre nosotros por su ejemplo y su palabra la caridad con el prójimo.

Este amor fue el que lo crucificó y el que hizo esta obra admirable de nuestra redención. Hermanos míos, si tuviéramos un poco de ese amor, ¿nos quedaríamos con los brazos cruzados? ¿Dejaríamos morir a todos esos que podríamos asistir? No, la caridad no puede permanecer ociosa, sino que nos mueve a la salvación y al consuelo de los demás” (XI, 555).

REFLEXIÓN PERSONAL:

“Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. “

El evangelio del día de hoy nos pide que amemos y oremos por nuestros enemigos, los que nos acechan, persiguen y maldicen. Al igual que en el texto vicenciano nos pide que miremos a Dios, que veamos ese Dios que tiene un corazón caritativo y es llama de amor.

Nosotros como vicencianos debemos ponernos en camino, pero, de cualquier manera, sino en un camino en clave de amor y servicio; Amor y servicio incondicional con aquellas personas que nos vamos encontrando en la realidad de nuestro caminar, un amor que a veces duele, hiere, que nos hace dudar si esa persona se merece nuestro cariño, nuestro entender, nuestro escuchar, nuestro amor. Un servicio que agota, que en muchas ocasiones es duro y hasta nos desalienta.

Para ti ¿Qué es vivir la fe y el amor en clave Vicenciana?

¿En tu vida diaria como das a conocer el mensaje que hoy nos quiere mostrar el Padre?

si realmente dios significa algo para ti, ¿porque siempre buscamos justificaciones para realizar nuestro servicio a los pobres?

ORACIÓN FINAL:

Padre, porque Tú nos guías y nos acompañas,
porque nos enseñas lo que es el amor verdadero, sin escusas, sin juzgar, sin esquivar.
Haz que nuestro caminar como misioneros, como vicencianos, en el servicio a los demás, a tus preferidos, sea en clave de amor justo y sin miedos.
Que el Señor nos bendiga, nos guie en el camino, que no nos soltemos de su mano. Nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
 Amen.

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