Oración trigésimo séptimo día de Cuaresma

Hoy es 30 de marzo, jueves de la 5ª semana de cuaresma. En el evangelio de hoy, Juan nos recuerda que Dios siempre es fiel a nosotros y nos pide una fidelidad recíproca, una promesa mutua de amor incondicional y entrega al Reino de Dios aquí en la vida diaria.

EVANGELIO DEL DÍA: Jn 8,51-59

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».
Los judíos le dijeron:
«Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?».
Jesús contestó:
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera “no lo conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría».
Los judíos le dijeron:
«No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?».
Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy».
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo
.

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

TEXTO:

El Papa Francisco nos ofrece una reflexión sobre la fidelidad de Dios hacia nosotros y nuestra respuesta ante ella, o cómo deberíamos responder:
«Nuestra fidelidad no es más que una respuesta a la fidelidad de Dios. Dios que es fiel a su palabra, que es fiel a su promesa, que camina con su pueblo llevando a cabo la promesa al lado de su pueblo. Fiel a la promesa: Dios, que continuamente se hace sentir como el Salvador del pueblo porque es fiel a la promesa. Dios, que es capaz de re-hacer las cosas, de re-crear, como lo hizo con este paralítico de nacimiento al que re-creó sus pies, lo sanó (cf. Hch 3,6-8), el Dios que cura, el Dios que siempre trae consuelo a su pueblo. El Dios que re-crea. Una nueva re-creación: esta es su fidelidad con nosotros. Una re-creación que es más maravillosa que la creación.
Un Dios que va adelante y que no se cansa de trabajar —digamos “trabajar”, “ad instar laborantis” (cf. San Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, 236), como dicen los teólogos— para llevar al pueblo adelante, y no tiene miedo de “cansarse”, digamos así… Como aquel pastor que cuando llega a casa se da cuenta de que le falta una oveja y va, vuelve a buscar la oveja que se ha perdido (cf. Mt 18,12-14). El pastor que trabaja horas extras, pero por amor, por fidelidad… Y nuestro Dios es un Dios que trabaja horas extras, pero no a cambio de un pago: gratuitamente. Es la fidelidad de la gratuidad, de la abundancia. Y la fidelidad es ese padre que puede subir muchas veces a la terraza para ver si su hijo regresa y no se cansa de subir: lo espera para festejar (cf. Lc 15, 21-24). La fidelidad de Dios es una fiesta, es una alegría, es una alegría tal que hace que hagamos como este paralítico: entró en el templo caminando, saltando, alabando a Dios (cf. Hch 3,8-9). La fidelidad de Dios es una fiesta, es una fiesta gratuita. Y una fiesta para todos nosotros.
La fidelidad de Dios es una fidelidad paciente: tiene paciencia con su pueblo, lo escucha, lo guía, le explica lentamente y calienta su corazón, como lo hizo con estos dos discípulos que se alejaban de Jerusalén: conforta sus corazones para que vuelvan a casa (cf. Lc 24,32-33). La fidelidad de Dios, es lo que no sabemos: qué pasó en ese diálogo, pero es el Dios generoso que buscó a Pedro, el que lo negó. Sólo sabemos que el Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón: lo que pasó en ese diálogo no lo sabemos (cf. Lc 24,34). Pero sí, sabemos que fue la fidelidad de Dios la que buscó a Pedro. La fidelidad de Dios siempre nos precede y nuestra fidelidad es siempre la respuesta a esa fidelidad que nos precede. Es el Dios que siempre nos precede. Y la flor del almendro, en primavera: florece primero.
Ser fiel es alabar esta fidelidad, ser fiel a esta fidelidad. Es una respuesta a esta fidelidad».

Homilía del Santo Padre Francisco. «Nuestra fidelidad es la respuesta a la fidelidad de Dios». Miércoles 15 de abril de 2022.

REFLEXIÓN PERSONAL:

¿De qué manera guardo y soy fiel a la Palabra de Dios?
¿A qué me compromete seguir esa Palabra de Vida en el Reino de Dios actual?
¿Dudo ante mi debilidad? O en cambio… ¿Busco la fortaleza en ese compromiso firme y fiel que tengo contigo, Dios mío?
¿Conozco lo que tú, mi Dios me quieres decir?

CANCIÓN: Confiaré en ti (Majo Solís)

ORACIÓN FINAL:

Señor Jesús, aunque a veces me cuesta serte siempre fiel, te doy las gracias por tu constancia y perseverancia, eso me ayuda a no desfallecer.
Dame la certeza y la capacidad de poder decidir siempre desde la esperanza y la vida, y que estos pequeños pasos hagan transformar mi corazón y estar siempre dispuesto a vivir tu Palabra compartida con mis hermanos.

Amén.

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