Hoy es 12 de marzo, sábado de la 1ª semana de Cuaresma. Conmemoramos a la beata polaca Ángela Salawa que comprendió la llamada de Dios a santificarse como seglar, en medio de las dificultades de vida, participando en la pasión del Señor. Murió el 12 de marzo de 1922 en Cracovia. Fue beatificada por Juan Pablo II el 13 de agosto de 1991, en Cracovia. Hoy especialmente nos encomendamos a ella, para que interceda por el pueblo polaco que acoge en estos días a los refugiados de la guerra.
EVANGELIO DEL DÍA: Mt 5,43-48
«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
“Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo’.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”».
¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
TEXTO VICENCIANO:
«Como el Padre ha enviado a Su Hijo, así nos envía Jesús. Nuestra tarea es continuar la misión de Jesús en nuestro tiempo. San Vicente lo dice de manera muy simple: nuestra misión es hacer lo que Jesús hizo de la manera que él lo hizo. Enviados por Jesús, nuestra misión es irradiar el amor y la misericordia de Dios a nuestros hermanos y hermanas».
Discípulos en Misión. Art. 3.1, pág. 8 párr. 2º.
REFLEXIÓN PERSONAL:
San Vicente de Paúl buscó la perfección cumpliendo bien la voluntad de Dios en todas las cosas: «¡Qué poco se necesita para ser santa; basta hacer en todo la voluntad de Dios!» (SVP II,34); escribía a santa Luisa de Marillac que buscó en diferentes espiritualidades ser santa.
Hacer la voluntad de Dios es amar, amar a nuestro prójimo imitando a Cristo. Debemos revestirnos de Cristo, fiel adorador y servidor del Padre, que vino «a servir y a dar su vida por la redención de muchos» (cf. Mc 10,45) buenos y malos, justos e injustos. Y nosotros, en nuestro día a día debemos ser fieles cumplidores de la voluntad del Padre y para ello debemos manifestar, en nuestro contacto con el prójimo, las cinco virtudes vicencianas: La sencillez en el actuar; la humildad en el encuentro con los otros, sobre todo en el ver a los pobres como «nuestros amos» (cf. SVP IX,1137); la mortificación que lleva consigo la renuncia a uno mismo y a la propia comodidad a fin de suscitar un servicio más generoso; la mansedumbre como estilo de acercamiento y de trato; el celo como llama que manifiesta y alimenta el fuego del amor de Dios que debe expresarse en todo nuestro ser.
CANCIÓN: Mi vida es Cristo (Ixcís)
ORACIÓN FINAL:
¡Ayúdame, Jesús! Ayúdame a seguirte por el camino de la perfección. Moldéame como tú lo consideres oportuno y convierte mi yo de tal forma que ambos seamos uno: yo en ti y tú en mí, para si ir juntos hacia el Padre por el camino perfecto del amor. Confío en ti y me pongo en tus manos de alfarero.
Amén.