Hoy es viernes, 16 de febrero de 2018. Hoy salgo, Señor, a tu encuentro y en tus manos pongo cuanto me esperas y me diste. Abre mi corazón a tu palabra, sana mis heridas del pecado, ayúdanos a hacer el bien en este mundo. Que transformes la oscuridad y el dolor en vida y alegría.
Mt 9, 14-15
Entonces se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron: -¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos [mucho] mientras que tus discípulos no ayunan? Jesús les respondió: -¿Pueden los invitados a la boda hacer duelo mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que les arrebaten el novio y entonces ayunarán.
Palabra de Dios
TEXTO DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
«Quien ha caído en esta mundanidad mira de arriba y de lejos, rechaza la profecía de los hermanos, descalifica a quien lo cuestione, destaca constantemente los errores ajenos y se obsesiona por la apariencia. Ha replegado la referencia del corazón al horizonte cerrado de su inmanencia y sus intereses y, como consecuencia de esto, no aprende de sus pecados ni está auténticamente abierto al perdón. Es una tremenda corrupción con apariencia de bien. Hay que evitarla poniendo a la Iglesia en movimiento de salida de sí, de misión centrada en Jesucristo, de entrega a los pobres(…). ¡No nos dejemos robar el Evangelio!» (E.G.97. Papa Francisco)
REFLEXIÓN PERSONAL
Los fariseos observaban escrupulosamente la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. Los discípulos de Jesús no ayunaban. Entendemos aquí el ayuno como pérdida, desconsuelo.
Parece que Jesús en este episodio del Evangelio, establece una relación entre ayuno y luto. Sin embargo, la presencia de Jesús nos orienta hacia la vida, hacia lo más gozoso de la vida…asimila su convivencia con los discípulos a un banquete de bodas. Nuestro Dios lo es de la alegría y de la vida, del perdón y del bien auténtico que nace de una relación profunda de Amor con el Padre.
Pero Jesús nos advierte que llegarán días en que tengamos que ayunar…en medio de las dificultades, cuando nos parezca que Dios se ausenta, que su silencio nos llena de dudas…Este ayuno, cuando no esté el» novio,» olvidado nuestro centro, nos hace débiles porque arrastra a nuestros afectos y nuestros esfuerzos. Mas el Señor siempre ha querido estar presente en nosotros, su palabra y su pan son estímulo para toda la comunidad de discípulos, de seguidores que queremos seguir a Jesús sirviendo a las personas, saliendo de nosotros mismos y compartiendo esta alegría que brota de esta presencia en los hermanos y en los pobres.
ORACIÓN FINAL
Dios de Bondad: haz que la semilla que sembrarás hoy en mi corazón, germine en un interés en escuchar tu voz en las personas que me rodean, que los atienda y sirva de corazón.