Hoy es el 7 de abril de dos mil diecisiete, último viernes de Cuaresma. El Evangelio del día nos invita a revisar nuestra vida a la luz de nuestras obras, los frutos visibles de nuestra fe. Jesús habla con autoridad «Creed en mis obras y os convenceréis de que el Padre está en mi». Abre tu corazón, libera tu mente de todo lo que te preocupa para dejar que la Palabra inunde tu ser y escucha lo que Dios quiere decirte hoy.
Jn 10, 31-42
Los judíos recogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: —Por encargo del Padre os he hecho ver muchas obras buenas: ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le contestaron los judíos: —Por ninguna obra buena te apedreamos, sino por la blasfemia, porque siendo hombre te haces Dios. Jesús les contestó: —¿No está escrito en vuestra ley: Yo os digo: sois dioses? Si la ley llama dioses a aquéllos a quienes se dirigió la Palabra de Dios, y la Escritura no puede fallar, al que el Padre consagró y envió al mundo, ¿vosotros decís que blasfema porque dijo que es Hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a mis obras, y os convenceréis de que el Padre está en mí y yo en el Padre. [Entonces] intentaron arrestarlo de nuevo, pero él se les escapó de las manos. Pasó de nuevo a la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba
Palabra de Dios
El Evangelio de hoy nos habla de las obras , de como ellas son el elemento verificador de nuestra relación con Dios, “Si no hago las obras del Padre, no me creáis” desafía Jesus. Y es desde esta visión efectiva y visible del Amor de Dios desde la cual San Vicente manifiesta: Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que esto sea a costa de nuestros brazos, que esto sea con el sudor de nuestros rostros
Nuestra fe, nuestro compromiso, la manifestación de nuestro amor a Dios pasa inevitablemente por nuestras obras. Nuestro actuar es fruto de lo que lo que pensamos, de lo que creemos, de lo que valoramos en nuestra vida, son nuestras opciones vitales las que manifiestan nuestras convicciones y valores.. y por ello es imprescindible que nuestra fe nos lleve a amar a los otros com un amor efectivo, opciones y acciones que visibilicen el amor de Dios.
Jesus nos invita a dar testimonio del Padre a través de nuestro actuar, que todos puedan conocerle por medio de lo que somos, no tanto de lo hablamos, defendemos, soñamos,… más si de lo vivimos cada día. ¿Cómo me relaciono con los demás?; ¿Cuáles son las actitudes vitales que mi vida cotidiana muestra a quienes me conocen?; ¿Cuáles son las opciones fundamentales de mi vida?
Soy misionero, soy misionera, continuador y continuadora de la misión de Jesucristo. Una vocación preciosa y a la vez muy exigente. ¿Puedo decir con la misma fuerza y convicción de Jesus en el Evangelio: Si no hago las obras del Padre, no me creáis?.
¿Cómo llevo a la practica las palabras de San Vicente?; ¿En que gasto la fuerza de mis brazos y el sudor de mi frente?. Con que opciones, ¿a través de que acciones hago visible ese amor de Dios?.
En este ultimo viernes de cuaresma, Jesus nos habla claramente a través de su Palabra: Será por las obras que los otros podrán convencerse de nuestra unión con el Padre. ¿Qué respuesta tengo ante esta Palabra? ¿Qué acciones de mi vida manifiestan claramente mi unión con Dios?
ORACIÓN FINAL
Dios Padre de bondad y Amor, que nos manifiestas cada instante tu presencia cercana y cariñosa. Ayudame a hacerte presente a través de mis obras, que todos puedan contemplar tu amor y tu cercanía en mi actuar cotidiano. Dame la palabra oportuna, el gesto conveniente y la fuerza necesaria para ser un misionero de tu Amor entre quienes vivo, con quienes comparto la vida que tu nos regalas…