Hoy es 5 de abril, Miércoles Santo. La Semana Santa es una invitación para caminar muy cerca de Jesús: fijar nuestra mirada en Él y acompañarlo en su sufrimiento.
A cada uno nos invita a reconocer la verdad de nuestro discipulado.
Nos invita a seguirle voluntariamente, libremente, perdonados.
EVANGELIO DEL DÍA: Mt 26,14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?».
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?».
Él contestó: «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: “El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”».
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.
Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar».
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?».
Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido».
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?».
Él respondió: «Tú lo has dicho».
¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
TEXTO:
En el capítulo nº 1 del texto sobre “La Sinodalidad en la vida y Misión de la Iglesia” habla de “La Sinodalidad en la Escritura, en la tradición y en la historia” de ahí el número 15 nos dice cómo Dios realiza la nueva alianza prometida en Jesús de Nazaret, el Mesías y Señor.
Él es el Hijo de Dios, proyectado desde la eternidad en el amor hacia el seno del Padre, hecho hombre en la plenitud de los tiempos para llevar a cumplimiento el divino designio de la salvación. No obrando nunca solo, Jesús realiza en toda la voluntad del Padre, que, permaneciendo en Él, realiza Él mismo su obra mediante el Hijo que ha enviado al mundo.
REFLEXIÓN PERSONAL:
En esta lectura Judas busca a los Sumos Sacerdotes y acuerda el precio de entregar a Jesús por 30 monedas de plata, en un segundo momento Jesús manda a preparar la cena donde será instituida la Eucaristía, Jesús siempre sabiendo que era lo que iba a suceder.
En la cena Jesús le revela a sus discípulos que uno de ellos lo iba a entregar, y uno por uno empiezan a preguntar a Jesús: «Seré yo señor?» y Jesús sutilmente indica que sería Judas quien lo termina traicionando.
Y yo me puedo preguntar: ¿Soy capaz de ser como Judas y negar y traicionar a Dios, a Jesús, a los amigos/as?
Dios habla del amor comprensivo de Jesús sabiendo en todo momento que Judas lo iba a traicionar y continuó tratando como un amigo, pues Jesús conoce nuestro corazón.
En Semana Santa es importante reservar algún momento para darme cuenta de la increíble gratuidad del amor de Dios para mí a pesar de nuestras caídas, nuestros desánimos y de alejarnos de él.
CANCIÓN: Mi luz y mi salvación (Salomé Arricibita)
ORACIÓN FINAL:
Dios mío ayúdanos siempre a permanecer cerca de tu luz de vida, danos la fortaleza y la confianza para siempre buscar tu perdón y reconocer nuestros errores, sabiendo la inmensidad de tu amor Señor.
Amén.