Hoy es 1 de abril, viernes de la cuarta semana de Cuaresma. La semana va llegando a su fin y Tú, Señor, sigues presente. Te presento mi vida, con mis luces y mis sombras, te presentamos también las luces y sombras de este mundo tan herido por las guerras, para que tu Espíritu sea luz, tu palabra oriente los pasos y tu presencia sea aliento.
EVANGELIO DEL DÍA: Jn 7,1-2.10.25-30
«En aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.
Una vez que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron:
“¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene”.
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
“A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado”
Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora».
¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
TEXTO VICENCIANO:
«El ejercicio permanente de VER nos lleva a hacernos cargo de la realidad, esto es, la experiencia profunda de entender al otro y su realidad, la obligación más profunda que la del deber, que nace cuando descubrimos que estamos ligados unos a otros y por eso nuestra vida no puede ser buena sin compartir con ellos la ternura, el consuelo y el sentido».
Vida en Misión. Art.23.
REFLEXIÓN PERSONAL:
En este evangelio contemplamos a Jesús «subiendo a Jerusalén» para cumplir con la tradición judía. El maestro sabe de la importancia que tiene vivir arraigado en su cultura. Sin embargo, allí no se encuentra con una religión vivida desde la hondura del corazón y a través de una cultura, sino con una religión vivida desde la superficialidad, una cultura que se ha hecho rito vacío de contenido llegando a una superficialidad que convierte a los devotos en personas incapaces de ir más allá de la apariencia. Son incapaces de ver al Espíritu que habita en el Maestro y lo mueve: «no vengo por mi cuenta» dice el Maestro pero ellos solo ven a un paisano de su tierra.
Desde aquí quizá podrías preguntarte: ¿Cómo contemplo a las personas? ¿mi anclaje cultural me impide descubrir la profundidad (el Espíritu) que habita en el otro?
CANCIÓN: Mi guardián (Jesús Cabello)
ORACIÓN FINAL (Teo Nieto Vicente):
Padre,
en tus manos de alfarero
pongo el barro de mi mirada,
para que sea la ternura de tus dedos maternos
la que moldee mis pupilas,
y así mis ojos pueden descubrir el camino
que me lleva hasta el grito de mi hermano,
que, tumbado en las puertas de nuestro mundo,
clama pan y reclama justicia.
Padre,
que mis lágrimas sean el filtro para encontrarme con el rostro
de aquel que pide mi palabra,
humilde compañía en caminos recién amanecidos.
Amén.