Hoy es 8 de marzo, séptimo día de Cuaresma, preparamos nuestro cuerpo y nuestro corazón para rezar. Hoy Jesús, el Maestro, nos enseña a orar, nos enseña las palabras precisas para establecer comunicación con Dios Padre. Estemos atentos a captar renovada esta oración que llevamos grabada en nuestro ser seguidores de Jesús.
EVANGELIO DEL DÍA: Mt 6,7-15
«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
“Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:
‘Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal’.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas”».
¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
TEXTO VICENCIANO:
«También es una espiritualidad que tiene como objetivo equilibrar la acción y la oración. San Vicente mismo rezo hasta tres horas al día y fue esta oración la que informó, alentó todas sus decisiones y sus acciones hacia los pobres. La acción llevó a Vicente a la oración, y la oración lo llevo de regreso a la acción. En la espiritualidad Vicenciana hay una conversación constante entre la acción y la oración. Este equilibrio es una parte vital de su espiritualidad”».
Discípulos en misión, Art. 5.1.3.
REFLEXIÓN PERSONAL:
Los seguidores de San Vicente entendemos perfectamente esta búsqueda de equilibrio entre la oración y la acción, para no caer en el activismo necesitamos de la oración, para no caer en la contemplación mística necesitamos la acción.
Saber equilibrar nuestros dos entes vicencianos no siempre es fácil, ya que hay mucho que hacer, muchos pobres que atender, muchas pobrezas… por ello la propuesta de Jesús, del evangelio de hoy, nos resitúa rápidamente.
Hoy podemos posicionarnos ante la oración del Padrenuestro en primera persona: «que yo santifique tu nombre», «que yo haga venir tu Reino», «que yo haga tu voluntad en la tierra»…
Para que todos tengamos pan, para que todos perdonemos como Tú perdonas.
CANCIÓN: Padre de la vida (Brotes de Olivo)
ORACIÓN FINAL:
Padre Nuestro haznos testigos fieles a Tu Palabra, seguidores incansables de tu Hijo Jesucristo, en la acción y en la oración.
Padre Nuestro danos fortaleza para ser constructores de Tu Reino de Amor, Paz y Justicia.
Hoy especialmente te pedimos por nuestros hermanos de Ucrania para que la Paz vuelva a sus hogares y habite en sus corazones y encuentren consuelo al rezar unidos el Padrenuestro.