Hoy es 23 de marzo, martes de la quinta semana de Cuaresma. Poco a poco, Jesús se ha ido revelando y cumpliendo con la misión que el Padre le encomendó. Jesús sabe que no está solo. Al igual que Jesús, nosotros tampoco lo estamos. Abre tu corazón y únete en oración con el resto de la Iglesia.
EVANGELIO DEL DÍA: Jn 8,21-30
«En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: “Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros”. Y los judíos comentaban: “¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: ‘Donde yo voy no podéis venir vosotros’?”. Y él les dijo: “Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados”. Ellos le decían: “¿Quién eres tú?”. Jesús les contestó: “Lo que os estoy diciendo desde el principio. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él”. Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: “Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que ‘Yo soy’, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada”. Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él».
¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
TEXTO ENCÍCLICA:
«Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos. Como el viajero ocasional de nuestra historia, sólo falta el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al caído; aunque muchas veces nos veamos inmersos y condenados a repetir la lógica de los violentos, de los que sólo se ambicionan a sí mismos, difusores de la confusión y la mentira. Que otros sigan pensando en la política o en la economía para sus juegos de poder. Alimentemos lo bueno y pongámonos al servicio del bien».
Fratelli Tutti, nº 77
REFLEXIÓN PERSONAL:
Con el envío de Jesús, el Padre nos da una nueva oportunidad a cada uno de acoger lo que Dios le ha enseñado. Jesús trae un mensaje de cambio, de vida nueva. Al igual que los fariseos, a veces nos perdemos y no reconocemos a Jesús ni entendemos lo que Dios quiere, pero, cada día se nos ofrece una nueva oportunidad. ¿Cuáles son las cosas que te impiden reconocer a Jesús? ¿Qué puedes hacer para combatirlas? ¿Estás dispuesto a confiar y dejar a Dios hacer en ti?
CANCIÓN:
ORACIÓN FINAL:
Quiero seguirte, Señor, en medio de este mundo, quiero seguirte en medio de tantas dificultades, en medio de una sociedad que se olvida cada día más de Ti; en medio de tanta gente que, sin saberlo, está hambrienta y necesitada de algo que la llene de verdad. Quiero seguirte, Señor, porque sé que me necesitas para crear un mundo en donde reina cada vez más la justicia, el amor y la paz; un mundo donde todos se puedan llamar algún día hermanos de verdad, un mundo donde todos te reconozcan y se acerquen de nuevo a Ti; un mundo donde la única ley sea amarnos como tú nos amas. Hoy, Señor, quiero renovar mi opción por Ti. Quiero decirte que sigues siendo importante en mi vida, que te necesito. Quiero decirte que sin Ti estaría perdido y desorientado porque tú eres luz para mis ojos y calor para mi alma. Sé, Señor, que tenerte en el centro de mi vida no es fácil, que las dificultades afloran sin yo buscarlas. Algunas veces serán los que me rodean que me invitarán a dejarte; otra será mi pereza, mi comodidad, mi orgullo, mi «yo». A pesar de todo, quiero lanzarme en el vacío, quiero apostar por Ti. Porque sé que solo quien apuesta en esta vida es capaz de ganar algo; porque sé que seguirte es hacer un ejercicio de confianza total y yo estoy dispuesto a realizarlo, porque Tú no me vas a defraudar. Amén.