Oración noveno día de Cuaresma

Hoy 25 de febrero es jueves de la primera semana de Cuaresma. Hoy la Palabra de Dios nos invita a vivir nuestra relación con Dios en clave de oración. La oración más que una ocupación, para el creyente es una necesidad y ha de partir para ser escuchada del reconocimiento de esa necesidad. Se pide, se busca, se llama… porque no se tiene. Y Dios siempre se entrega, siempre se deja encontrar, siempre abre las puertas. ¿Tengo un corazón humilde y confiado para tener una relación cercana contigo, Señor, como si fueras mi madre, y que no dude pedirte que me ayudes?

EVANGELIO DEL DÍA: Mt 7,7-12

«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden! Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

TEXTO ENCÍCLICA:

«El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre. El ideal no es sólo pasar de lo exterior a lo interior para descubrir la acción de Dios en el alma, sino también llegar a encontrarlo en todas las cosas, como enseñaba san Buenaventura: La contemplación es tanto más eminente cuanto más siente en sí el hombre el efecto de la divina gracia o también cuanto mejor sabe encontrar a Dios en las criaturas exteriores».

Laudato Si, nº 233

REFLEXIÓN PERSONAL:

El seguidor de Jesús tiene que atreverse a importunar a Dios. Aunque es verdad que la fe se verifica en el amor, en los compromisos de servicio, podemos desconfiar del creyente que no encuentre el alimento de su fe y compromiso en la oración personal y comunitaria.
La oración es consecuencia de la fe y del amor a Dios, que siempre escucha la oración del afligido y que es refugio seguro y esperanza de salvación. La imagen irrefutable de Jesús, del Padre bueno que no puede sino dar cosas buenas a sus hijos, nos invita a una oración de petición humilde y confiada. Quizá no obtengamos lo que pedimos, pero siempre vamos a recibir lo que nos conviene.

CANCIÓN:

“En mi debilidad me haces fuerte”
(Grupo Brotes de Olivo)

ORACIÓN FINAL:

Señor, tu nos conoces a todos y sabes nuestros nombres. Tú nos conoces, nos quieres y estás contento con nosotros. Tú estás cerca y no nos dejas de tu mano. Danos luz para ver en cada instante el camino que debemos seguir, el que Tú nos pides, el que los hermanos necesitan. En ti ponemos nuestra confianza, confiamos en tu amor, que tu gracia no nos falte. Concédenos la humildad de espíritu para estar delante de ti como somos, con nuestras necesidades, y la fuerza necesaria para elevar nuestra voz a ti, pues cuando te invocamos, tú siempre nos escuchas, Señor.

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