Oración del vigésimo octavo día de Cuaresma

Hoy es 24 Marzo 2020, Martes IV de Cuaresma, y con sencillez me acerco a la oración, como hombre o mujer  enfermo quiero sanar mi enfermedad: mi egoísmo, mi consumismo, mi egocentrismo, mi falta de amor, etc. Me dispongo a encontrarme contigo Señor Jesús, tú me conoces y sabes qué necesito.

EVANGELIO DEL DIA: Juan 5, 1-3. 5-16.

Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Probática (la “Puerta de las Ovejas”), una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.

Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?»

Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.»

Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.» Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar. Pero era sábado aquel día. Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla.»

El le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y anda.»

Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?.» Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar.

Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.» 15. El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado”.

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!.

TEXTO VICENCIANO: “Por [la humildad] alcanzaremos nuestro mayor éxito(S.V.P. XI, 207)

«Por ese medio alcanzaremos nuestro mayor éxito: por la humildad que nos hace desear la confusión de nosotros mismos. Pues, creedme, Padres y Hermanos míos, es una máxima infalible de Jesucristo, que muchas veces os he recordado de parte suya, que cuando un corazón se vacía de sí mismo, Dios lo llena; Dios es el que entonces mora y actúa en él; y el deseo de la confusión es el que nos vacía de nosotros mismos; es la humildad, la santa humildad; entonces no seremos nosotros los que obraremos, sino Dios en nosotros, y todo irá bien» .

REFLEXIÓN PERSONAL: También yo puedo ser  hoy este enfermo a los pies de la piscina, esperando con anhelo la agitación del agua que me sane. Hoy es Jesús el que me  mira  a los ojos y me pregunta: ¿Quieres curarte?. Y si en este momento mi corazón se vacía de sí mismo y reconoce ante mi Señor humildemente: yo sólo no puedo y no tengo quien me ayude. Entonces oiré a Jesús susurrarme  al corazón: levántate, toma tu camilla y anda.

ORACIÓN FINAL:

Hoy ante ti Señor Jesús reconozco humildemente mi ser pecador, ante ti Señor Jesús reconozco con humildad que sólo no puedo.
En ti Señor confío, en tu palabra que me invita a coger mis limitaciones y ponerme en camino. Sana mi herida Jesús y cambia mi vida.
Amén.

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