Hoy es jueves 11 de abril de la quinta semana de Cuaresma, y en el Evangelio, Jesús nos invita a reconocernos como enviados de Dios y a ser sus discípulos. Desde ese conocimiento de la Verdad que vamos recibiendo cada día con las lecturas del Evangelio, nos disponemos a escuchar y a recibir la fuerza necesaria para responder a la Misión que Dios pone en cada día en nuestros corazones…
Jn 8, 51-59
“Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás. Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: «El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás». ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?» Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman «nuestro Dios», y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: «No lo conozco», sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham». Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy». Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo”.
Palabra de Dios
TEXTO VICENCIANO
Las pequeñas gracias que recibimos de Dios: “No estamos suficientemente agradecidos por los pequeños beneficios recibidos de Dios. Le damos gracias por crearnos y redimirnos, por habernos dado buenos padres, esposa y hijos amados, y por haberse entregado tan a menudo en el Sacramento del Altar.
Pero, además de estas poderosas gracias que mantienen -por así decirlo- la trama de nuestra vida, ¡cuántas más delicadas gracias se han forjado en el tejido!: el sensato compañero que conocí durante mi primer año en la universidad y que me edificó en lugar de corromperme; la acogida paterna del señor Ampere y el consejo del señor de Chateaubriand para que no fuese al teatro; y también algunos sucesos quizás no tan relevantes, aquella inspiración que me impulsó a ir a visitar a mis pobres en un día en que yo estaba de mal humor, y me envió a casa avergonzado de mis males imaginarios en comparación con la terrible realidad de los suyos. ¡Cuántas veces me ha sucedido que alguna circunstancia insignificante, una inoportunidad, un visitante que me aburrió y que deseaba se fuese a Hong-Kong, después diera ocasión de permitirme hacer el bien a alguien!”
(Federico Ozanam, Cf. Kathleen O’IVIEARA, Federico Ozanam, su vida y obra, capítulo XVI)
REFLEXIÓN PERSONAL
¿Sabemos reconocer los designios de Dios en cada uno de los acontecimientos de nuestra Vida? ¿Sirven cada una de mis acciones para dar gloria a Dios? Terminar el día dando gracias por todos y cada uno de los favores y por todas las personas que Dios pone en mi camino. Esa es la grandeza del humilde, aún y cuando las situaciones nos sean difíciles y sintamos que nadamos contracorriente.
CANCIÓN
ORACIÓN FINAL
Gracias Señor por todas aquellas personas que me han acompañado en algún momento de mi vida y por todos los momentos en que te has servido de mis manos para ayudar a mi prójimo. Que todo sea para Tu Gloria.