Oración trigésimo día de Cuaresma

Hoy es jueves 4 de abril de la cuarta semana de Cuaresma. El evangelio de hoy nos confirma que todo lo que Jesús dice es verdad y viene del Padre, por eso hay que buscarle a El, enviado y testimonio fiel, que es quien nos da la vida.

Jn 5, 31-47

“En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado. Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres. Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero si no creéis en sus escritos, cómo vais a creer en mis palabras?”

Palabra de Dios

TEXTO VICENCIANO

Hacer lo más agradable a Dios: «Debemos hacer lo más agradable a Dios. Por lo tanto, debemos hacer lo que Nuestro Señor Jesucristo hizo cuando predicaba el Evangelio. Vayamos a los pobres. […] La bendición de los pobres es la bendición de Dios”.

(Federico Ozanam, Baunard, p. 65)

REFLEXIÓN PERSONAL

Si Dios no existe, la vida es vacía, el futuro es vacío; Si Dios existe, todo cambia: la vida, nuestro futuro es luz, tenemos una orientación para saber cómo vivir. Por eso, creer constituye la orientación fundamental de nuestra vida; decir: «Sí, creo que tú eres Dios, creo que en el Hijo Encarnado estás presente entre nosotros», orienta mi vida, me impulsa a adherirme a Dios, y a encontrar así el modo y lugar en donde vivir y cómo hacerlo. Creer no es sólo una forma de pensar, es una acción, una forma de vivir: es seguir la senda señalada por la palabra de Dios.

Dios es misericordia, Padre que corrige para que todo salga adelante. En esa verdadera orientación, le encontramos y surge la Confianza, porque hemos hecho la experiencia del verdadero Dios, aquel que comprende, entiende y ayuda, convirtiendo nuestro creer en acción transformadora. Un creer que va más allá de lo que es aceptar el Amor de Dios pasivamente; un creer que se compromete a entregarse totalmente a Él.. Jesús apela al testimonio mismo del Padre, manifestado en los escritos de Moisés y en Juan Bautista. Al primero, Dios lo había elegido para liberar y guiar a su pueblo a través del desierto hacia la tierra prometida. ¿No es Jesús mismo que nos guía en medio del desierto de nuestra vida hasta la patria eterna? El segundo, Juan, proclamó la llegada del Mesías y propuso un bautismo de penitencia. Jesús, en otro pasaje afirma, que era Elías, señalado como su predecesor, que allanaría montes y rellenará valles para el paso del Señor. ¿No es Jesús la voz que sigue gritando en el desierto de las conciencias de tantos hombres, llamándoles a la conversión, atrayendolos a su amor? Pero los judíos no le entendieron. ¿Le entenderemos hoy nosotros?

CANCIÓN

“En la cruz está la vida” (Maite López)

ORACIÓN FINAL

Señor y Dios mío, aumenta mi confianza para que pueda creer con una fe más madura. Ayúdame a olvidarme de mí mismo, llevar tu cruz y a lanzarme a encontrar tu voluntad. Tú me conoces, soy débil, pero sé que con tu gracia puedo; en ti, está mi fuerza; contigo, no vacilo. Quiero ser testimonio de la alegría de tu resurrección Envíame a servir a los más empobrecidos A llevar la esperanza hasta los confines de la tierra.

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