Hoy es 10 de marzo, primer domingo de Cuaresma; contemplamos a Jesús que busca la soledad del desierto para orar. Y el desierto es lugar donde la naturaleza humana es tentada de diversas formas y en sus más profundas aspiraciones, como el poder, la ostentación, la libertad.
El testimonio de Jesús, que vence la tentación, es su confianza en Dios que le permite superar la prueba. Que con la fuerza del Espíritu nosotros también superemos las tentaciones que nos acosan por una parte y por otra y lleguemos a la Pascua con una fe más fortalecida.
Lc 4, 1-13
“En aquel tiempo, Jesús lleno del Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le respondió: Está escrito: No sólo de pan vive el hombre. Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra; y le dijo el diablo: Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero. Si, pues, me adoras, toda será tuya. Jesús le respondió: Esta escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto. Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo; porque está escrito: A sus ángeles te encomendará para que te guarden. Y en sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna. Jesús le respondió: Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios. Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo oportuno”.
Palabra de Dios
TEXTO VICENCIANO
“Nuestro Señor quiso experimentar en su propia persona todas las miserias imaginables. Nos dice expresamente la Escritura que quiso pasar por escándalo para los judíos y por locura para los gentiles, para señalaros que podéis servirle en todos los pobres afligidos. Por eso quiso entrar en ese estado, para santificarlo lo mismo que a todos los demás…” (San Vicente de Paúl IX, 750).
REFLEXIÓN PERSONAL
La prueba, la tentación, la profesión de fe, son temas que hoy aparecen en la liturgia de la Palabra de este primer domingo de cuaresma, y nos interrogan sobre nuestra propia manera de vivir la tentación y sobre nuestra manera de confesar nuestra adhesión a Dios.
No falta quien, en los momentos de prueba, se aleja del Señor, se rebela contra Él, dejando crecer en su interior la semilla del reproche, la sombra del resentimiento, la levadura de la negación…
Jesús ha experimentado esa misma debilidad humana que tan fácilmente doblega la voluntad y ofusca nuestra capacidad de discernimiento y ha vencido al tentador indicándonos el camino de salida.
Como Él, debemos retener la Palabra de Dios en el corazón, convirtiéndola en el norte de nuestra vida, la luz que guía nuestros pasos. Si profesamos esta fe no sólo con los labios sino con el corazón experimentaremos que el Señor es nuestra fuerza y nuestro Salvador.
CANCIÓN
ORACIÓN FINAL
Señor Jesús, ayúdanos a superar las tentaciones, no nos dejes caer en el egoísmo,
Haznos fuertes en la tribulación, decididos en la duda.
Ahora, Señor, queremos prepararnos para celebrar este tiempo de gracia.
Envíanos tu Espíritu para ser llevados al desierto y creer en tu amor.
Ayúdanos a vivir despojándonos de todo aquello que nos impide avanzar
Por los caminos hacia una entrega total.
Amén.