Hoy es 11 de marzo de 2018, domingo del cuarto domingo de Cuaresma. Buscad en la luz y alejaos de la oscuridad.
Lc 18, 9-14.
En aquél tiempo dijo Jesús a Nicodemo: Como Moisés en el desierto levantó la serpiente, así ha de ser levantado este Hombre, para que quien crea en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él. El que cree en él no es juzgado; el que no cree ya está juzgado, por no creer en el Hijo único de Dios. El juicio versa sobre esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz. Y es que sus acciones eran malas. Quien obra mal detesta la luz y no se acerca a la luz, para que no delate sus acciones. En cambio, quien procede lealmente se acerca a la luz para que se manifieste que procede movido por Dios.
Palabra de Dios
TEXTO DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
El principio de la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes y, por tanto, el derecho universal a su uso es una «regla de oro» del comportamiento social y el «primer principio de todo el ordenamiento ético-social». La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada. San Juan Pablo II recordó con mucho énfasis esta doctrina, diciendo que «Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno». Son palabras densas y fuertes. Remarcó que «no sería verdaderamente digno del hombre un tipo de desarrollo que no respetara y promoviera los derechos humanos, personales y sociales, económicos y políticos, incluidos los derechos de las naciones y de los pueblos». Con toda claridad explicó que «la Iglesia defiende, sí, el legítimo derecho a la propiedad privada, pero enseña con no menor claridad que sobre toda propiedad privada grava siempre una hipoteca social, para que los bienes sirvan a la destinación general que Dios les ha dado». Por lo tanto afirmó que «no es conforme con el designio de Dios usar este don de modo tal que sus beneficios favorezcan sólo a unos pocos». Esto cuestiona seriamente los hábitos injustos de una parte de la humanidad.
El rico y el pobre tienen igual dignidad, porque «a los dos los hizo el Señor» (Pr 22,2); «Él mismo hizo a pequeños y a grandes» (Sb 6,7) y «hace salir su sol sobre malos y buenos» (Mt 5,45). Esto tiene consecuencias prácticas.
(Laudato si, 93-94)
REFLEXIÓN PERSONAL
En el evangelio de hoy vemos que Jesús se encuentra con un fariseo llamado Nicodemo y éste es quien busca a Jesús, porque presiente que Jesús viene de Dios. Nicodemo pueden ser todas aquellas personas que buscan de corazón a Jesús, y llegan a encontrarlo. Nicodemo simboliza en este caso, además, a las personas que tienen «vergüenza». Esta es la razón por la que acude a Jesús «de noche». ¿Te pasa a ti como a Nicodemo que siente vergüenza?, ¿Silencias tu fe porque si la manifiestas perjudicaría tus intereses o tu situación social?.
Dios ha mandado a su Hijo al mundo para que todos podamos acogernos a su amor, nadie nos lo impone, es un acto voluntario, nosotros tenemos que tomar la decisión en libertad, pero cada vez más personas rechazan la luz que viene de Jesús muerto en la cruz y resucitado. Pensemos si buscamos la luz en nuestra vida o nos escondemos en la oscuridad.
ORACIÓN FINAL
Padre Bueno, fortalécenos con el don de tu Espíritu Santo para ser capaces de seguir a Jesús con valentía y fidelidad. Padre Nuestro, que estás en el cielo… Amén.