Hoy es 9 de marzo de 2018, viernes de la tercera semana de Cuaresma. Jesús, en el evangelio de hoy, no responde con una explicación sino que usa la palabra de Dios para indicar que no hay nada más importante fuera de Él y del amor al prójimo en lo cotidiano, demostrando así como se hace efectivo el Reino de Dios.
Mc 12, 28-34.
Un letrado que escuchó la discusión y al ver lo acertado de la respuesta, se acercó y le preguntó: – ¿Cuál es el precepto más importante? Jesús respondió: -El más importante es: Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es uno solo. Amarás al Señor, tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás al prójimo como a ti mismo. No hay precepto mayor que éstos. El letrado le respondió: -Muy bien, maestro; es verdad lo que dices: el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él. Que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Al ver Jesús que había respondido acertadamente, le dijo: -No estás lejos del reino de Dios. Y nadie se atrevió a dirigirle más preguntas.
Palabra de Dios
TEXTO DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Ninguna legislación, ningún sistema de reglas o de estipulaciones lograrán persuadir a hombres y pueblos a vivir en la unidad, en la fraternidad y en la paz; ningún argumento podrá superar el apelo de la caridad. Sólo la caridad, en su calidad de «forma virtutum», puede animar y plasmar la actuación social para edificar la paz, en el contexto de un mundo cada vez más complejo. Para que todo esto suceda es necesario que se muestre la caridad no sólo como inspiradora de la acción individual, sino también como fuerza capaz de suscitar vías nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy y para renovar profundamente desde su interior las estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos. En esta perspectiva la caridad se convierte en caridad social y política: la caridad social nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no sólo individualmente, sino también en la dimensión social que las une. (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Capítulo VIII, nº 207)
REFLEXIÓN PERSONAL
La confesión de Dios se realiza en la vida, en el camino de la vida, no basta decir: “yo creo en Dios, el único”,sino que requiere preguntarse cómo se vive este mandamiento, si como de verdad fuera el único Dios o como si existiesen otras divinidades a nuestra disposición como el peligro de la idolatría.
́
El camino del amor a Dios -amaras ala Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma-,es un camino de amor es un camino de fidelidad. Y esta fidelidad nos impone expulsar los ídolos, descubrirlos ocultos en nuestra personalidad en nuestro modo de vivir.
En esta Cuaresma convertir el corazón a la solidaridad, volver a Dios la mirada que nos distrae del pobre, porque si algo no está bien en nosotros, tampoco estará bien en la sociedad ni en la Iglesia.
ORACIÓN FINAL
Conviérteme al amor Señor, el precepto mas grande, que mi vida sea amarte a ti y en ti a los que mas precisan, mostrándoles así tu amor y tu misericordia presentes en tu Reino.