Oración vigésimo cuarto día de Cuaresma

Hoy es 24 de marzo de dos mil diecisiete, gracias a la pregunta del letrado sabemos a cuál de las numerosas normas que tenían los judíos -tenían más de seiscientas- le daba más importancia Jesús. Amar a Dios sobre todas las cosas nos hace colocar al ser humano en el centro, por encima de cualquier ley, como objeto prioritario de la misericordia de Dios.

Mc 12,28-34

Un letrado que escuchó la discusión y al ver lo acertado de la respuesta, se acercó y le preguntó: ¿Cuál es el precepto más importante? Jesús respondió: El más importante es: Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es uno solo. Amarás al Señor, tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás al prójimo como a ti mismo. No hay precepto mayor que éstos. El letrado le respondió: Muy bien, maestro; es verdad lo que dices: el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él. Que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Al ver Jesús que había respondido acertadamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y nadie se atrevió a dirigirle más preguntas.

Palabra de Dios

La cuestión que hoy agita al mundo no es una cuestión de personas ni una cuestión de formas políticas, sino que es una cuestión social; es la lucha de los que no tienen nada y de los que tienen demasiado, es el choque violento de la pobreza y de la opulencia que hace temblar el suelo bajo nuestros pies. El deber de nosotros, los cristianos, es el de interponernos entre esos enemigos irreconciliables, y conseguir que reine la igualdad en cuanto sea posible entre humanos. Federico Ozanam.

Dice el Papa Francisco que «para conocer a Dios, nuestro intelecto, la razón, es insuficiente. Dios se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el encuentro la razón no basta ¡Dios es amor! Y a Dios solo se le puede conocer amando”. Y el amor de Dios nos lleva indefectiblemente al amor hacia todo ser humano…y el ser humano nos llevara hacia Dios…

La cuaresma consiste en seguir el camino de Cristo a su Pascua. Y ese camino es de entrega, de amor total. Porque amar no es cumplir ritos y normas, amar es compartirse, darse, ponerse en el lugar del otro, estar disponible en los momentos alegres y difíciles de la vida y así de esta forma cumplimos el primero y el segundo mandamiento.

Jesús le contesta al escriba diciéndole que está cerca del Reino de Dios, porque cumple los dos mandamientos. ¿Podría hay responderte también a ti Jesús que estas cerca del Reino porque vives el amor hacia Dios y hacia el próximo?

Amar requiere el esfuerzo de descubrirlo, hacerlo crecer, sembrar y ver brotar la semilla en cada gesto o actividad que hacemos. Si nos lo proponemos cambiaremos, nuestra vida cambiará y el mundo irá cambiando. Esta es la principal tarea de la iglesia: «Amar sin condiciones»

¿Qué cambios puedes hacer tú en tu vida, en tu familia, en tu comunidad, para ser signo del amor incondicional de Dios que nos exige trabajar por la justicia y la igualdad?


ORACIÓN FINAL

En este tiempo especial de amor y reconciliación, dame Señor la necesidad urgente de defender los derechos de todo hombre sobre esta tierra especialmente de los más pequeños. Que individualmente y como comunidad, sepamos pararnos, mirar dentro de nosotros y ver si nuestro amor se ajusta al amor del que hablas con el escriba, o simplemente es un amor de compromiso, de cumplimiento, de normas… Tú que eres modelo de lucha por la igualdad social, guíanos hacia tu Pascua.

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