Oración tercer día de Cuaresma 2024

Hoy es Viernes 16 de febrero, tercer día de Cuaresma.

Primer viernes de esta Cuaresma que quiero vivir con intensidad. Me hago consciente de que Dios está cerca, detengo mi actividad, hago silencio en medio del ajetreo del día. Me dispongo a escuchar su Palabra, su Buena Noticia para mí en este día, a dejar que ilumine mi vida de discípulo.  

Evangelio del día: Mt 9,14-15

En aquel tiempo, se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán».

¡Palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

Enseñanzas de San Vicente de Paúl

Del mismo modo, un corazón que ama a nuestro Señor no puede sufrir su ausencia y tiene que unirse con él por ese amor afectivo, que produce a su vez el amor efectivo. Porque no basta con el primero, hermanas mías; hay que tener los dos. Hay que pasar del amor afectivo al amor efectivo, que consiste en el ejercicio de obras de caridad, en el servicio a los pobres emprendido con alegría, con entusiasmo, con constancia y amor. Estas dos clases de amor son como la vida de una hermana de la Caridad, porque ser Hija de la Caridad es amar a nuestro Señor con ternura y constancia: con ternura, sintiéndose a gusto cuando se habla de él, cuando se piensa en él, y se llena toda de consuelo cuando se le ocurre pensar: «¡Mi Señor me ha llamado para servirle en la persona de los pobres; qué felicidad!».

SVP IX, 534

Para la reflexión personal

Jesús no pasó a la historia por ser un gurú del ayuno. Más bien lo contrario; no rehuía el comer y beber incluso con los publicanos y pecadores. Pero también es cierto que en momentos cruciales de su vida ayunaba y en alguna ocasión invitaba a sus discípulos a ayunar. Los judíos ayunaban y hacían oración para que viniera el Mesías, y si Jesús era el Mesías, no tenía ningún sentido que sus discípulos ayunaran. Todo lo contrario, tenían que estar alegres y disfrutar con la presencia del “novio”.

¿Por qué ayunar nosotros? El ayuno es un sacramental que evoca una realidad mayor y es buscando esa realidad mayor por la que se ejercita. No tiene valor en sí mismo, sino que lo tiene de forma referencial.

El evangelio de hoy nos habla de una de esas realidades mayores a las que podemos hacer referencia: el ayuno como evocación de una ausencia. El ayuno nos recuerda que el tiempo de la fiesta completa, el banquete eterno, todavía no ha llegado y lo esperamos en un futuro próximo. Tenemos hambre de su venida.

Isaías (58,1-7) nos dice que el ayuno que Dios quiere es: romper cadenas inicuas, liberar a los oprimidos, compartir el pan con el hambriento, dar hospitalidad al miserable y sin techo, vestir al desnudo. El ayuno como abstinencia de la injusticia. Parece claro que hemos de abstenernos de hacer injusticias. Pero es más importante tener hambre y sed de justicia. El ayuno cuaresmal nos abre a compartir nuestros bienes y hasta a dejarlos y darlos a los pobres. El ayuno cuaresmal nos habla de solidaridad.

Canción: El ayuno que yo quiero (Ixcis)

Oración final

Señor Jesús, que todas las prácticas cuaresmales que podamos realizar en estos días, que todos los esfuerzos que implementemos en la vida de oración, en la abstinencia, en el ayuno, en nuestro silencio y en nuestra reflexión, reciban la gracia de permitirnos escucharte más, conocerte mejor y encontrarnos contigo, y, con la ayuda de esa misma gracia, puedan mostrarse con coherencia en las obras de nuestro diario vivir.

Amén.

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