Oración vigésimo noveno día de Cuaresma

Hoy es 22 de marzo, cuarto miércoles de cuaresma. Un Evangelio que comienza con una frase que es una llamada a la acción en comunión.

EVANGELIO DEL DÍA: Jn 5,17-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».
Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la palabra y les dijo: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.
Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.
Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió»
.

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

TEXTO:

La corresponsabilidad de los laicos adquiere su sentido pleno en el sacramento del bautismo, por el que todos los miembros de la Iglesia, participando de la triple función de Cristo, somos protagonistas activos en su misión evangelizadora. El papa Francisco, siguiendo la estela del Concilio Vaticano II, resume a la perfección esta dinámica cuando afirma que por el bautismo todo el Pueblo de Dios es discípulo misionero (cf. EG, n. 120). La corresponsabilidad, en el pontificado de Francisco, tiene nombre de «sinodalidad», que significa «caminar juntos» entre pastores, vida religiosa y laicos; entre Movimientos y Asociaciones, y en relación a la diócesis y las parroquias.

Luis Manuel Romero, Director de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida.

REFLEXIÓN PERSONAL:

Yo no puedo hacer nada por mí mismo. La Comunión entre el Padre y el Hijo a la cual hace referencia hoy el Evangelio es la misma a la que debemos tender los diferentes miembros que formamos la Iglesia. Tomar como modelo al Hijo, que hace lo que viere hacer al Padre, para conseguir la verdadera inclusión del cristiano dentro de la vida divina, caminando juntos y participando activamente en la transmisión del Evangelio. ¿Profundizo en mí mismo para encontrarme con Dios? ¿Me siento realmente una rama de un árbol enorme edificado sobre roca que precisa de la savia que sube por su raíz y tronco?

CANCIÓN: Ayúdame a caminar (Voces de barro)

ORACIÓN FINAL:

Señor, que yo sea uno contigo, y con mi hermano de al lado, y con el que está lejos y con el que sufre y también que yo sea uno con el que manda y con el que ríe y con el que sirve. Señor que yo sea uno con todos y todos sean uno conmigo. Que así sea, con la mirada siempre puesta en el Amor, mensaje central del Evangelio.

Amén.

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