Oración trigésimo octavo día de Cuaresma

Hoy es viernes 8 de abril, viernes de la 5º semana de Cuaresma. Conmemoración de san Ágabo, cristiano que vivió en Jerusalén y marchó a Antioquía, donde predijo una gran hambruna (Hch 11,28). Más tarde Ágabo profetizó que en Jerusalén encadenarían y entregarían a los gentiles al apóstol Pablo. A tal efecto, Ágabo tomó el cinto de Pablo y atándose con él las manos y los pies dijo: «Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto y lo entregarán en manos de los gentiles» (Hch 21,10).
Que al igual que san Ágabo sepamos estar atentos al Espíritu Santo y cumplir con la voluntad del Padre siempre y en todo lugar.

EVANGELIO DEL DÍA: Jn 10,31-42

«En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: “Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?”.
Los judíos le contestaron: “No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios”.
Jesús les replicó:
“¿No está escrito en vuestra ley: ‘Yo os digo: sois dioses’? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: ‘¡Blasfemas!’ Porque he dicho: ‘Soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre”.
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían: “Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad”. Y muchos creyeron en él allí»
.

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

TEXTO VICENCIANO:

«Nuestro actuar, nuestro compromiso, va dirigido a: Cargar con la realidad con compasión, con cercanía, para vendar las heridas, abajándonos para ser parte de esa realidad personal y estructural».

Vida en Misión. Pág. 6, art 26ª, Párr. 5º.

REFLEXIÓN PERSONAL:

En el Evangelio de Juan vemos como Jesús trataba de dar a entender a los judíos que Él hacía las obras del Padre y que debían de creer en ellas, pues no estaban hechas por Él sino por la voluntad del Padre.
En noviembre de 1656, San Vicente de Paúl se dirigía a los padres recordándoles que: «hemos de ocupar toda nuestra vida en cumplir siempre y en todas partes la voluntad de Dios, y fijaos bien, hermanos míos, que la cumpliremos siempre que no hagamos nuestra propia voluntad» (cf. SVP XI,253).
Esto nos debe hacer reflexionar que debemos estar muy atentos y desde la oración, la lectura de la Palabra y de los acontecimientos debemos encontrar cuáles son las obras que nos pide en cada momento la voluntad del Padre, siendo conscientes que somos mero barro en las manos del alfarero, en manos de nuestro Dios; (cf. Jr 18,1) y abajándonos, al igual que Cristo, aceptaremos las realidades que nos toquen vivir.
Solamente si estamos revestidos de Cristo y desde su caridad, sencillez y humildad, podremos llevar a cabo las obras que el Padre quiere. Entonces muchos creerán.

CANCIÓN: Hacer tu voluntad (Ixcís)

ORACIÓN FINAL:

Señor, Tú sabes mejor que nadie cuán frágil soy y cuánta ayuda necesito para obrar como Tú deseas.
Por eso, vengo ante ti este día, para pedirte perdón por no escucharte ni ver el gran amor que me tienes.
Te buscaré para verte en todo lo que hago, cumpliendo así tu divina voluntad, dándote gracias por lo bueno y lo malo. Seré constructor de La Paz tan necesitada en el mundo en estos tiempos.

Amén.

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