Oración vigésimo octavo día de Cuaresma

Hoy es 16 de marzo, martes de la IV semana de Cuaresma. Jesús viene a revolucionar nuestra vida, nuestra visión del mundo, a mostrarnos un Dios Padre de la ternura que nunca habíamos conocido. El enfermo desahuciado de Betesda esperaba un milagro imposible, incapaz de competir con los demás para obtenerlo. Pero fue el milagro hecho Hombre el que se acercó a él y tocó su vida para siempre, gratuitamente y sin aspavientos.

EVANGELIO DEL DÍA: Jn 5,1-16

«Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: “¿Quieres quedar sano?”. El enfermo le contestó: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado”. Jesús le dice: “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”. Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar. Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: “Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla”. Él les contestó: “El que me ha curado es quien me ha dicho: ‘Toma tu camilla y echa a andar’”. Ellos le preguntaron: “¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?”. Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: “Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor”. Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado».

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

TEXTO ENCÍCLICA:

«Invito a la esperanza, que “nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes, como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor. […] La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna”. Caminemos en esperanza».

Fratelli Tutti, nº 55

REFLEXIÓN PERSONAL:

Qué limpia y sencillamente se renueva mi vida cuando Jesús la toca con su Palabra. Y qué difícil encontrar a Dios en medio del tumulto, de los golpes de pecho, de la cultura del mérito, de la autocomplacencia, del saber más que Dios… A veces enfermo de falta de paz, de felicidad, de vitalidad… buscando entre signos equivocados el camino para sanar. Y sin embargo Jesús siempre está ahí, disponible, ofreciéndose, mostrando el Poder que tiene preparado para mí. Sólo necesito escuchar y confiar en su Palabra, sentirme parte de la Fraternidad que vino a refundar partiendo de las miserias del ser humano.

CANCIÓN:

“Frontera” (Ruah)

ORACIÓN FINAL:

Dios Padre de ternura, que enviando a Jesús me das a conocer tu plan de Amor y Misericordia, a ti me encomiendo con mis fallos, mi falta de iniciativa, mis enfermedades de desamor y de egoísmo. En ti confío para sanar de tantos errores, para tomar mi camilla y caminar de nuevo en tu presencia cada día. Amén.

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