Oración trigésimo noveno día de Cuaresma

Hoy es 27 de marzo, quinto sábado de Cuaresma. Jesús nos muestra como para dar vida hay que donarse, incluso hasta morir. Muchos son hoy los que en silencio renuncian a sí mismos para dar vida a otros, los que trabajan por la Unidad y la Paz, son los mártires e nuestros días.

EVANGELIO DEL DÍA: Jn 11,45-57

«En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: “¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación”. Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: “Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera”. Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: “¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?”. Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo».

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

TEXTO ENCÍCLICA:

«Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud “si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás”. Ni siquiera llega a reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con los otros: “Sólo me comunico realmente conmigo mismo en la medida en que me comunico con el otro”. Esto explica por qué nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a quienes amar. Aquí hay un secreto de la verdadera existencia humana, porque “la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad; y es una vida más fuerte que la muerte cuando se construye sobre relaciones verdaderas y lazos de fidelidad. Por el contrario, no hay vida cuando pretendemos pertenecer sólo a nosotros mismos y vivir como islas: en estas actitudes prevalece la muerte”».

Fratelli Tutti, nº 87

REFLEXIÓN PERSONAL:

El proyecto de Dios es sorprendente. Es «reunir en uno a los hijos dispersos de Dios». Cada uno de nosotros es un discípulo de Jesús, que tiene un papel particular en el proyecto de Dios. Debemos construir una comunidad humana y crear relaciones sanas: en casa, en la escuela, en los negocios, en el vecindario, en la parroquia… adelantar el Reino de Dios. Consideremos como Jesús enfrento su arresto y condena: silencio y oración. Escogió los momentos para hablar y para callar… condenado por haber declarado que era Dios. Jesús es aquel que trae vida nueva, por un lado la amenaza de muerte y por otro Jesús que llega a vencer la muerte. Una resurrección presente en la historia aquí y ahora en Jesús y en los que creen en Él, en la comunidad. Es el triunfo de la Vida sobre la Muerte.

CANCIÓN:

“Tu misericordia” (Salome Arribicita)

ORACIÓN FINAL:

Señor que tu muerte por el pecado sea Vida para todos los que ponemos en ti nuestra confianza, que sepamos agradecerte cada día tus signos de Amor. Conviértenos para que todos crean en ti, y creemos vínculos de comunión y fraternidad que nos conviertan en un solo pueblo de Dios. Amén.

Entrada anterior
Oración trigésimo octavo día de Cuaresma
Entrada siguiente
Oración del Domingo de Ramos