Oración del noveno día de Cuaresma

Hoy es 5 Marzo 2020, Jueves I de Cuaresma… ¿Multiplico palabras vacias de sentido, o hablo desde el corazón con Quien me conoce mejor que yo mismo?, ¿Oro desde la Confianza Absoluta en la Bondad y Providencia Divina?, ¿mi diálogo con Dios se basa en la Fe Amorosa o en la repetición mecánica de formulas establecidas?… Y sobretodo ¿aterriza en mi vida, y pone mi vida en ella?…

EVANGELIO DEL DIA: Mateo 7, 7-12

“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se le abrirá.

¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra?

Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!

Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas”.

¡Palabra del Señor!; ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!.

TEXTO VICENCIANO: “Solamente Nuestro Señor es el que ha dicho…(S.V.P. XI, 483)

“Solamente nuestro Señor es el que ha dicho y ha podido decir. “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. ¡Oh, qué palabras! Aprended de mí, no de otro, no de un hombre, sino de un Dios; aprended de mí… ¿Qué quieres, Señor, que aprendamos? Que soy humilde. ¡Oh Salvador, qué palabra! ¡Que eres humilde! Sí, yo lo soy, no sólo en lo exterior, por ostentación o jactancia, sino humilde de corazón: no por una humillación ligera o pasajera, sino con un corazón verdaderamente humillado ante mi Padre eterno, con un corazón siempre humillado ante los hombres y por los hombres pecadores, buscando siempre las cosas viles y rastreras, y abrazándolas siempre cordial, activa y pasivamente. Aprended de mí cuán humilde soy, y aprended a serlo también vosotros».

REFLEXIÓN PERSONAL: Dios no es un milagrero que hace que me toque la loteria, o me salve de la muerte que un dia me llegará, no nos dará justo aquello que deseamos como “facilongo”; pero es infinitmente Bueno y trabaja  para nuestro bien de “largo alcance”; nunca nos dará cosas malas, sino todo lo contrario. Por eso nos pide evitar la ley del Talión, y hacer por los demás lo que me gustaria que hicieran por mi, pero -al igual que Jesús- sin esperar de ellos nada a cambio, sin condicionar nuestra buena voluntad a la respuesta a recibir por ella. Esa es la Humildad de Corazón que nos refiere Vicente De Paúl, la obediencia y abandono en la Buena Voluntad del Padre, confiandos en el Reino que viene de Élpara nuestro bien, y en que nos provea de los que realmente precisemos, según lo que Él determina en cada momento, lo sucinto, aquello que conviene a  estra Vida: abandonarse confiadamente a su Voluntad y Providencia es vivir la Virtud de la Humildad Cristiana.

ORACIÓN FINAL:

Confiado en tu Palabra, Padre Bueno, pongo  mis preocupaciones en tus Manos.
Sé que si te pido, me darás; que si te busco,te encontraré; que si toco a la puerta de tu corazón, me la abrirás, porque Tú sólo me das cosas buenas.
Concédeme, Señor, aquello que sabes conviene realmente a mi vida; ayúdame a descubrir siempre cuál es tu Voluntad, y me des tu Gracia para cumplirla, como Testigo y discípulo tuyo, al servicio de tu Reino, al servicio de mi prójimo, y de tu Iglesia.
Amén.

Entrada anterior
Oración del octavo día de Cuaresma
Entrada siguiente
Oración del décimo día de Cuaresma