Oración decimonoveno día de Cuaresma

Hoy es domingo 24 de marzo de la tercera semana de Cuaresma. El evangelio nos habla de encuentro, profundo y verdadero, con Jesús y salir a proclamarlo. El encuentro con Jesús transforma a la mujer samaritana en una misionera. Que seamos capaces de hacer viva la Palabra de Dios.

Jn 4, 5-42

“En aquel tiempo llegó Jesús a una de ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que y Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: Dame de beber. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva. Le dice la mujer: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados? Jesús le respondió: Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para viva eterna. Le dice la mujer: Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla. Le dice la mujer: Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dice: Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad. Le dice la mujer: Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo. Jesús le dice: Yo soy, el que te está hablando. Y fueron muchos más los que creyeron. Así que por sus palabras, y decían a la mujer: Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo”.

Palabra de Dios

TEXTO VICENCIANO

Salir a las periferias: “Ocúpate siempre de los criados tanto como de los amos, y de los obreros como de los ricos: ese será en el futuro el único camino de salvación para la Iglesia de Francia. Es necesario que los curas renuncien a sus pequeñas parroquias burguesas, rebaños de élite en medio de una inmensa población a la que no conocen, a la que se atrae sin embargo por predicaciones especiales, por asociaciones de caridad, por el afecto que se les muestra y que les conmueve más de lo que se cree. Es necesario que se ocupen no solo de los indigentes, sino de toda esa clase pobre que no pide limosna. Es ahora más que nunca cuando habría que meditar un hermoso pasaje del capítulo II de la carta de Santiago, que parece escrito expresamente para el tiempo presente”.

(Federico Ozanam, “Carta a Alphonse Ozanam”, 6 de marzo de 1848).

REFLEXIÓN PERSONAL

Lo sucedido con la samaritana se repite en nuestra vida: También tenemos sed, de felicidad, de éxitos, de verdad, de amor, de plenitud, de vida; quien no tiene sed, no busca fuentes. ¿De qué tienes sed? ¿A qué fuente vas a saciarte? Beber de esa agua es vivir bajo los criterios de Cristo, siempre tratando de ser ejemplo en nuestros ambientes, como personas de bien, haciendo todo con amor, con caridad, sin importar lo que haya que hacer y a quién lo hagamos. Es vivir pensando en estar dispuestos a ayudar al otro en todo momento, y ser verdaderos testigos de Cristo, sabiendo que según actuemos en esta vida, podemos ganar o perder la vida eterna. Hemos llevar esa agua de vida eterna a todos nuestros ambientes. Ella salió a su pueblo gritando que había conocido al salvador del mundo, habló de lo que Jesús le dijo y de su transformación. Así debemos ser, gritando todo el tiempo con nuestra boca y nuestro vivir que Cristo vive y que vive en nosotros y que nosotros queremos que todo el mundo experimente lo que se siente tomar del agua de la vida eterna.

CANCIÓN

“Dame de beber” (Ixcís)

ORACIÓN FINAL

Jesús, danos siempre de esa agua. Que tu palabra nos ilumine en la oscuridad y nos guíe. Que tu Eucaristía nos alimente y nos dé fuerzas para la vida eterna. Amén.

Entrada anterior
Oración décimoctavo día de Cuaresma
Entrada siguiente
Oración vigésimo día de Cuaresma