Hoy es jueves 15 de marzo de 2018; Las obras de apostolado requieren de nuestra fe, de nuestra disponibilidad, de nuestras energías y medios. Si Dios nos llama a la entrega vital para la Edificación de su Reino, al Servicio a los Hermanos -preferentemente a los Empobrecidos-, al anuncio de su Buena Noticia, no volvamos la cara atrás al envío.
Jn 5, 31-47.
Si yo diera testimonio en mi favor, mi testimonio no sería válido. Otro atestigua a mi favor, y yo sé que su testimonio a mi favor es fidedigno. Vosotros enviasteis una delegación a Juan y él dio testimonio de la verdad. Y, aunque yo no me apoyo en testimonio humano, digo esto para vuestra salvación. Él era una lámpara que ardía y alumbraba, y vosotros quisisteis disfrutar un rato de su luz. Yo tengo un testimonio más valioso que el de Juan: las obras que mi Padre me encargó hacer y que yo hago atestiguan de mí que el Padre me ha enviado. También el Padre que me envió da testimonio de mí. Su voz nunca la habéis oído, su figura no la habéis visto, y su palabra no la conserváis en vosotros, porque al que él envió no le creéis. Estudiáis la Escritura pensando que encierra vida eterna, pues ella da testimonio de mí; pero vosotros no queréis acudir a mí para tener vida. Yo no recibo honores de los hombres; pero de vosotros me consta que no poseéis el amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniera en nombre propio, lo recibiríais. ¿Cómo podéis creer si, recibiendo honores mutuos, no buscáis el honor que sólo viene de Dios? No penséis que seré yo quien os acuse ante el Padre; os acusará Moisés, en quien confiáis. Porque si creyerais a Moisés, me creeríais también a mí, pues él escribió acerca de mí. Y si no creéis lo que él escribió, ¿cómo vais a creer mis palabras?”.
Palabra de Dios
TEXTO DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
“La mundanidad espiritual, que se esconde detrás de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana y el bienestar personal […] Toma muchas formas, de acuerdo con el tipo de personas y con los estamentos en los que se enquista […] Pero, si invadiera la Iglesia, «sería infinitamente más desastrosa que cualquiera otra mundanidad simplemente moral». […] Esta oscura mundanidad se manifiesta en muchas actitudes aparentemente opuestas pero con la misma pretensión de «dominar el espacio de la Iglesia». […] En todos los casos, no lleva el sello de Cristo encarnado, crucificado y resucitado, se encierra en grupos elitistas, no sale realmente a buscar a los perdidos ni a las inmensas multitudes sedientas de Cristo. Ya no hay fervor evangélico, sino el disfrute espurio de una autocomplacencia egocéntrica. […] nos entretenemos vanidosos hablando sobre «lo que habría que hacer» —el pecado del «habriaqueísmo»— como maestros espirituales y sabios pastorales que señalan desde afuera. Cultivamos nuestra imaginación sin límites y perdemos contacto con la realidad sufrida de nuestro pueblo fiel. […] Es una tremenda corrupción con apariencia de bien. Hay que evitarla poniendo a la Iglesia en movimiento de salida de sí, de misión centrada en Jesucristo, de entrega a los pobres. ¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales! Esta mundanidad asfixiante se sana tomándole el gusto al aire puro del Espíritu Santo, que nos libera de estar centrados en nosotros mismos“. (“Evangelii Gaudium” 93.95-97; Papa Francisco I)
REFLEXIÓN PERSONAL
¿Vemos, tocamos a Jesús, con la fe, desde el Amor? Cuanto más conocemos a Jesús, más descubrimos nuevos motivos para estar enamorados de Él y seguirle. Nos puede suceder que, como a los contemporáneos de Jesús, nuestra fe no nos alcance para ser fieles a Cristo… puede que a veces pensamos que Cristo no nos llena… ¿no será que estamos tan saturados de nosotros mismos que no nos dejamos inundar por Él?… Que no nos tenga que reprochar nuestra poca fe, nuestro escaso amor, como a aquellos judíos. Sólo cuando dejemos que la fe se haga vida y su Amor penetre toda nuestra existencia, nuestros pensamientos, palabras y obras, sabremos lo que es creer; Y si creemos en Jesús, brotará el deseo de hacer partícipes a los demás del amor a Dios desde el Testimonio Vital del Amor de Dios que nos desborda y envía.
ORACIÓN FINAL
Jesús, edúcame en la generosidad, ayúdame a escuchar tu voz y estar pronto a tu voluntad: que mi convencimiento personal y mi entrega a los empobrecidos, ayude a muchos otros para que quieran seguirte y trabajar por ti.