Oración trigésimo octavo día de Cuaresma

Hoy es viernes 12 de abril de la quinta semana de Cuaresma, y en el Evangelio, comprobamos de nuevo cómo Jesús responde con firmeza y sin miedo a aquellas voces que le acusan de blasfemia sale al paso de las acusaciones. Aún así cada día son más los que creen en Él.

Jn 10, 31-42

“En aquel tiempo los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?» Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois? Si la escritura llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios – y no puede fallar la Escritura -a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: «Yo soy Hijo de Dios»? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre». Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. Muchos acudieron a Él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad». Y muchos allí creyeron en Él”.

Palabra de Dios

TEXTO VICENCIANO

¿Qué rico se salvará?: “No hablemos de los que tenían una suerte mejor [en la calle de Lyonnais], esos que tenían dos camas para seis personas, en las que se amontonaban en desorden sanos y enfermos, y chicos de dieciocho años con chicas de dieciséis. No hablemos de (o ruinoso de la ropa, que llegaba al punto que en la misma casa una veintena de niños no podía ir al colegio por falta de ropa. Al menos, haría falta que estos desdichados encontraran en algún sitio su comida y que, si se murieran de inanición, no se diga que literalmente se han muerto de hambre en la ciudad más civilizada de la tierra. Algunos viven de los restos que, a través de las rejas del Luxemburgo, les distribuyen los cocineros de la tropa acuartelada en el castillo. Una anciana se alimentó durante ocho días de los trozos de pan que recogía entre las inmundicias y que ella empapaba en agua fría”.

(Federico Ozanam, «A las gentes de bien», en l’Ere nouvelle, 15 de septiembre de 1848)

REFLEXIÓN PERSONAL

Cuántas veces nos encontramos con personas que nos dicen que no creen y sin embargo, ayudan, cooperan, colaboran en todas las buenas acciones y son instrumentos de Dios aún sin quererlo o sin saberlo. La vida nos pone a todos en disposición de actuar cada día para eliminar las injusticias. ¿Llevamos a nuestros hermanos al Padre con nuestros actos? Recuerdo la frase de San Vicente de Paúl: “Ten cuidado contigo, no vayas a deshacer con tu conducta lo que edificaste con tu predicación”.

CANCIÓN

“Dime cómo ser pan” (Salomé Arricibita)

ORACIÓN FINAL

Señor que mis manos te sirvan de instrumento y que yo sea tu reflejo para que mis hermanos te descubran y crean.

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