Oración noveno día de Cuaresma

Hoy es jueves 14 de marzo de la primera semana de Cuaresma: Y El Señor nos presenta ahora el tema de la oración de súplica; pero ¿no conoce ya lo que necesitamos?, ¿para qué insistiré con nuestras necesidades? Es que orar continuamente -“no salir nunca de la oración” según Vicente De Paúl-, no es “convencer” a Dios con nuestra palabrería, sino la perseverancia en expresarle nuestra confianza, para luchar junto a Él contra todo mal, a base de ejercer diariamente su Voluntad, que es nuestro Bien Supremo. Escuchémosle solícitamente poniendo nuestro corazón en ello.

Mt 7, 7-12

“En aquel tiempo dijo Jesús: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! «Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas”.

Palabra de Dios

TEXTO VICENCIANO

Nunca hacemos lo suficiente: “Representantes del pueblo: Respetamos la grandeza y la dificultad de vuestros deberes. Nosotros no somos de esos que, por la temeridad de sus acusaciones, tienen la desgracia de debilitar el último poder capaz de salvar a la sociedad. Vosotros proseguís, con justa lentitud, vuestra obra, por la que la historia os alabará el haber consumido meses, si habéis trabajado para los siglos. Pero no habréis trabajado para un día, si habéis descuidado esta formidable cuestión de la miseria, que no soporta ningún retraso. No creáis haber hecho bastante, por haber votado subsidios que acaban de agotarse, regulado las horas de trabajo, cuando el trabajo no es aún más que un sueño, y rechazado el descanso del domingo a obreros que os reprochan la ociosidad de sus semanas”. (Federico Ozanam. «A las gentes de bien», en l’Ere nouvelle, 15 de septiembre de 1848).

REFLEXIÓN PERSONAL

El pasaje del Sermón de la Montaña que presenta Mateo se inicia con tres recomendaciones de Jesús: pedid, buscad y llamad… cuando pedimos a Dios, Él atiende nuestra petición. Cuando buscamos a Dios, Él se deja encontrar. Cuando llamamos a la puerta de la casa de Dios, Él atenderá. Y si nosotros, que no somos santos, sabemos dar cosas buenas a los hijos, cuánto más el Padre del cielo. Esta comparación tiene como objetivo sacarnos dudas respecto del resultado de la oración dirigida a Dios con confianza: ¡Dios nos atenderá!… pero desde la regla de oro del Amor, resumen de la Fe Cristiana, y de uno u otro modo, en todas las religiones. Porque responde al sentimiento más profundo y universal del Ser Humano. Nuestra plegaria, para ser atendida por el Padre, ha de buscar el bien de los demás, no sólo el propio, y comprometerse activamente con Dios en ello.

De aquí parte la preocupación de Federico Ozanam urgiendo a los políticos, gobernantes y líderes de su época en trabajar sin descanso y sin prórroga en erradicar la miseria, en ayudar a los desempleados, en crear empleo, en dar condiciones laborales justas a los trabajadores… Nuestra Fe, nuestra oración ¿se implica ética y activamente en la realidad social, política, económica, ecológica… para mejorar la situación de nuestros hermanos empobrecidos, “hago a los demás lo que quiero que a mí me hagan”? Sin Dios, sin solicitar su ayuda, será muy difícil. Con Él, no desesperamos.

CANCIÓN

“Señor de la Esperanza” (Grupo Siembra)

ORACIÓN FINAL

Padre Tú conoces mis errores y limitaciones, pero me quieres como soy; sabes que deseo ser tu Testigo Fiel, como tu Hijo, y siguiendo su consejo, te pido me concedas la fuerza de tu Espíritu Santo para tratar a mi Prójimo tal y como deseo que me trate, y amarnos mutua y fraternalmente, igual que Tú nos Amas como Hijos Tuyos. Es tan urgente y necesario lo que te suplico que estoy segur@ de tu apoyo en este empeño. Amén.

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