Oración trigésimo octavo día de Cuaresma

Hoy es 23 de marzo de 2018. Hago silencio y acudo a ti, Señor poniendo mi confianza en ti. Sé que me perdonas, que eres misericordioso con quien te abre su corazón. Escúchame y atiéndeme. Me callo ante tu presencia porque tú conoces lo íntimo de mi vida. Aquí estoy con mi corazón como es.

Jn. 10, 31-42

Los judíos recogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: -Por encargo del Padre os he hecho ver muchas obras buenas: ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le contestaron los judíos: -Por ninguna obra buena te apedreamos, sino por la blasfemia, porque siendo hombre te haces Dios. Jesús les contestó: -¿No está escrito en vuestra ley: Yo os digo: sois dioses? Si la ley llama dioses a aquéllos a quienes se dirigió la Palabra de Dios, y la Escritura no puede fallar, al que el Padre consagró y envió al mundo, ¿vosotros decís que blasfema porque dijo que es Hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a mis obras, y os convenceréis de que el Padre está en mí y yo en el Padre. [Entonces] intentaron arrestarlo de nuevo, pero él se les escapó de las manos. Pasó de nuevo a la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba en otro tiempo, y se quedó allí. Acudieron muchos a él y decían: -Aunque Juan no hizo señal alguna, todo lo que dijo de éste era verdad. Y allí, muchos creyeron en él.

Palabra de Dios


TEXTO DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

“Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano implica descubrir que “con ello le confiere una dignidad infinita”. Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios. Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano.Su redención tiene un sentido social porque “Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individula, sino también las relaciones sociales entre los hombre” (…) La aceptación del primer anuncio, que invita a dejarse amar por Dios y a amarlo con el amor que Él mismo nos comunica, provoca en la vida de las persona y en sus acciones una primera y fundamental reacción: desear, buscar y cuidar el bien de los demás.” (E.G. 178. Papa Francisco).

 

REFLEXIÓN PERSONAL

Los judíos no podían entender la “humanización de Dios” en Jesús. Por eso lo que Jesús decía de sí mismo les sonaba a blasfemia. Jesús afirma de forma clara y precisa su condición divina.

Jesús, para demostrar que él es la “representación”, la imagen y la encarnación de Dios ofrece como único argumento lo que él hace, sus obras que pueden ser vistas por todas las personas. Seguir el camino de Jesús supone una conducta, una manera de vivir que se concreta en unos hechos que dan vida, dignidad, respeto, bondad, esperanza…

Nosotros estamos hechos a imagen de Dios. Nos parecemos en dos aspectos que nos definen: la capacidad de amar y la libertad. Por eso, Jesús nos dice que somos dioses. Esto supone una gran responsabilidad, y a la vez nos impulsa a reconocer en todas las personas su altísima dignidad, su esencia a la vez que nos mueve a buscar y cuidar su bien, trabajando con pasión.

 

 

ORACIÓN FINAL
“Dios Padre, que busquemos ser una Iglesia que transforma tu Amor en encontrar caminos nuevos, capaz de salir de sí misma y yendo hacia el que no la frecuenta, hacia el que se marchó de ella, hacia el indiferente. Concédenos para ello audacia y valor.”

 

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