Oración vigésimo primer día de Cuaresma

Hoy es 21 de Marzo, martes de la tercera semana de Cuaresma y se nos hace un llamamiento claro al perdón, a perdornarnos a nosotros mismos y al prójimo, porque ¿quién no ha pecado alguna vez?

Mt 18, 21-35

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: – «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contesta: – «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.

El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: -«Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.»
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
– «Págame lo que me debes.» El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: -«Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré.» Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: «¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?» Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

Palabra de Dios

…Todos los hombres están en la misma situación; nadie quiere ser corregido con cólera; por eso han de dominar la cólera y los deseos de venganza, de forma que no proceda de ellos nada que no sea amor. Pocos son los que no sienten los primeros movimientos, pero el hombre manso enseguida logra dominarse. SV XI 476-477.

Cuantas veces en lo cotidiano de nuestra vida, no practicamos la justicia, nuestra boca dice una cosa y nuestras manos hacen todo lo contrario, cuantas veces imploramos perdón y nuestra vida la pasamos poniendo piedras en el camino de los demás. A la luz de la fe, cuantas veces soy ese siervo malvado, que parece no conocer la compasión.

 

ORACIÓN FINAL

No dudéis del perdón,
pues, por grandes que sean vuestras culpas,
la magnitud de su misericordia perdonará, sin duda,
la enormidad de vuestros muchos pecados

San Jerónimo

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